lunes, 14 de diciembre de 2009

Urban Entertainment: diversión en las calles.

El arte callejero está de enhorabuena porque son numerosos los colectivos que saben intervenir en los espacios público de forma divertida, original y, sobre todo, artística.
Leo en, naifandtastic.com, un nuevo blog que he descubierto recientemente, la acción de Knit the City: un grupo de chicas londineses que se dedican a tejer ganchillo y colocarlo por todo Londres



Luego descubro en 20 minutos que Knit the City quiere que sus creaciones no sean sólo prendas de vestir o mantitas de sofá. «A nuestro ganchillo le gusta pasear por la ciudad. Nosotras simplemente lo dejamos». Sus trabajos pueden ser pequeños, como una enredadera de hojas verdes camuflada entre vegetación auténtica o pequeñas fundas para barandillas o farolas. A todos les ponen una etiqueta que aclara que ellas, siete en total, son las autoras. Otros proyectos son más aparatosos, como la tela de araña que colocaron en un paso subterráneo, hecha de hilos de lana con tristes insectos de ganchillo atrapados en la maraña. La gente no tardó mucho en caer en la tentación y llevarse a casa alguna de las criaturas enganchadas.


En este mismo reportaje me encuentro con más acciones curiosas.
Mentalgassi, es un grupo de alemanes que de momento se ha dejado ver en Berlín y, por pura anécdota, en Canarias. Su rastro es bien llamativo. Transforman los contenedores de reciclaje, aprovechando las formas curvas, en cabezas de gente anónima que hace muecas. Las máquinas expendedoras de billetes de metro tampoco se libran: Mentalgassi las cubre con grandes pegatinas-retrato donde la boca coincide con la ranura por la que sale el tique.

Mentalgassi cuenta que quiere «estar donde está la gente y no en un museo. Hemos participado en exposiciones y lo cierto es que ha sido poco satisfactorio. La gente va con expectativas, con la mente menos abierta. Si tu trabajo se ve en la calle es como colarse en un estreno: quien lo ve es receptivo y eso es mucho más excitante que exponer». Jenkins también se muestra escéptico con el gran público y el arte institucionalizado: «La evolución del arte hacia las galerías y la comercialización lo han perjudicado».

Ahora han iniciado una serie llamada Public intimacy (Intimidad pública). Siguiendo el título, han adornado un vagón de metro como una salita de estar, han montado un dormitorio en medio de la calle o han convertido una cabina en una ducha con mampara. Confiesan que no saben adónde los va a llevar esta serie: «El arte callejero tiene que ser un escape de la rutina, y eso implica libertad para hacer lo que se nos ocurra en el momento, sin ceñirnos a un proyecto».




El colectivo madrileño Luzinterrptus quiere «embellecer o sacar del anonimato lugares u objetos que nos parecen artísticos y extraordinarios» a través del arte iluminado. La luz es la materia prima y el objetivo es a veces un mero capricho estético, y otras a una leve denuncia. Para simbolizar la muerte de una plaza como espacio social, Luzinterruptus transformó los incómodos bancos de piedra sin respaldo en lápidas iluminadas, con velas, flores y fotos de supuestos difuntos. En otras incursiones colocaron lo que parecían sirenas de policía encima de los coches aparcados de una calle o añadieron tulipas a las farolas para crear un ambiente más íntimo.




Utilizan la luz «por su gran impacto visual» y su arte es efímero pero no les importa. Lo toman como parte del juego: «Nos llamamos Luzinterruptus porque nuestras instalaciones, si tienen fácil acceso, desaparecen al poco rato de ser dejadas en la calle. Nos gustaría que duraran más, pero es normal que al ver un objeto iluminado y abandonado en la vía pública la gente se lo quiera llevar».


Me gusta también una de las reflexiones de Metalgassi porque diferencia dónde se puede y no intervenir: «Nos atrevemos con cualquier cosa que no sea un edificio y le ponemos cara para que rompa con el anonimato que reina en las grandes ciudades. El espacio público pertenece a todo el mundo y, a la vez, a nadie. ¿Por qué no usarlo para mostrar a la gente tu interpretación?». Es decir, no es lo mismo actuar en la fachada de un edificio que en una plaza pública. Y es que el street art tiene que ser entendido como Urban Entertainment, diversión en las calles para recordar que no sólo son un lugar de paso, sino un espacio común que se debe disfrutar.

7 comentarios:

Doña Trico Tricotosa dijo...

Ya conocía el trabajo de luzinterruptus, pero del resto nada y me ha encantado todo!
Te añado a mis favoritos!
Saludos!

Raquel García dijo...

Hola Tricotosa
Yo encantada de que os guste. En tu blog también hay muchas cosas interesante. Nos leemos!

ameskeria dijo...

qué increíble esa cabina de teléfonos!!

Ariala dijo...

Al Gato le parece un trabajo espectacular!!

Está aprendiendo ganchillo, y el hecho poder forrar todo de lana con este frío es tentador!!

El Gato te sigue de cerca!

Raquel García dijo...

Hola Amerkeria y "al Gato"!
Sí la cabina-ducha es muy divertidda.
Ariala, así q ahora estás con el ganchillo, eres una artista! supongo q podremos ver en tu blog alguna cosita que hagas!

Saludos a las dos!

Raquel García dijo...

Ups, quería decir Ameskeria, ha sido un lapsus mañanero...

María dijo...

me encanta el vagón de metro convertido en sala de estar!